Por Alain Mizrahi
¿Por qué este estudio?
¿Cuál es el estado de situación de la discriminación en el Uruguay? ¿Cuáles son los motivos por los cuales los/las uruguayos/as se sienten discriminados? ¿Cuán grave es el problema de la discriminación a los ojos de la opinión pública? ¿Cuál es el nivel de conocimiento de la existencia de una normativa legal sobre la discriminación en el Uruguay? ¿Quiénes creemos que son los más discriminados, independientemente de si nos han discriminado a nosotros alguna vez?
El Congreso Judío Latinoamericano nos ha encomendado la realización de una encuesta a nivel nacional sobre todos estos temas, y presentamos en este informe los principales resultados del estudio. Creemos que estos resultados deberían ser motivo de interés para la población en general y el sistema político en particular, ya que tira abajo buena parte del mito acerca de que los uruguayos somos inclusivos además de tolerantes.
El estudio se realizó durante el mes de julio de 2022, pero nos pareció oportuno correlacionarlo en esta nota con otro que habíamos realizado a fines del 2021 sobre el mismo tema pero con preguntas diferentes. Las conclusiones de ese estudio anterior, como se verá, no son mucho más optimistas.
Motivos para haberse sentido discriminado/a
De una lista cerrada de nueve posibles motivos de discriminación que presentamos a los encuestados, el más mencionado fue “por mis ideas políticas”, seguido de cerca por “aspecto físico/forma de vestir”: en ambos casos un 14% de la población uruguaya mencionó haberse sentido discriminado “muchas veces” por alguno de estos dos motivos, y un 45% y 41% respectivamente respondió “algunas veces”. Dicho de otra forma, casi 6 de cada 10 uruguayos se ha sentido discriminado al menos alguna vez por sus ideas políticas o por su aspecto o forma de vestir. Da para pensar sobre nuestra supuesta tolerancia e inclusividad. (Gráfica 1)
En un segundo escalón figuran el barrio y el género: casi un tercio de los uruguayos se ha sentido discriminado alguna vez por alguno de estos dos motivos. Y para quienes pretenden que somos todos tolerantes desde el punto de vista religioso, casi uno de cada cinco uruguayos se ha sentido discriminado alguna vez por esa razón.
Finalmente – pero no por eso menos relevante -, un 11% se ha sentido discriminado por su color de piel, 9% por una discapacidad física, 9% por su origen étnico y 7% por su orientación sexual. Estos últimos porcentajes son muy relevantes, si consideramos que se presentan sobre la población total del Uruguay; si los lleváramos a porcentajes sobre quienes efectivamente tienen un color de piel “no blanco”, o una discapacidad física real, o un origen étnico diferente de los mayoritarios, o no son heterosexuales, todos estos valores resultarían alarmantemente altos.
Si hacemos una apertura de estos datos según diferentes variables sociodemográficas (sexo, edad, zona geográfica, nivel socioeconómico y partido al que votó en 2019), y sumando los “Muchas veces” y los “algunas veces”, los resultados permiten hacer zoom sobre algunos datos aun más preocupantes (Tabla 1):
- Según género: las mujeres se sienten mucho más discriminadas que los hombres por su género (casi 4 de cada 10 contra menos de 2 de cada 10 hombres), por el barrio en el que viven (1 de cada 3), o por su aspecto físico o vestimenta (6 de cada 10). En cambio un porcentaje mayor de hombres que de mujeres se ha sentido discriminado por su orientación sexual (más del doble).
- Según edad: los jóvenes menores de 30 años son los que más se han sentido discriminados alguna vez: tres de cada cuatro por su aspecto físico o su forma de vestir, casi la mitad por su barrio, pero también por su origen étnico, su orientación sexual o su color de piel. Sin dudar en absoluto de la veracidad de las respuestas, es posible también que haya una mayor predisposición de los más jóvenes a sentirse discriminados por diferentes motivos en comparación con sus mayores.
- Según zona geográfica: los montevideanos parecen sentirse más discriminados que los habitantes del Interior, en particular por el barrio en el que viven, su género y sus ideas políticas. Resulta difícil determinar – y no es el objeto de esta investigación – si esa diferencia entre Montevideo y el Interior es real (o sea que los montevideanos discriminan más que los habitantes del Interior) o si es solo una mayor sensibilidad hacia este tema en la capital. También es probable que la variable Montevideo/Interior no sea independiente de la variable “simpatía política”; en efecto, el FA vota mejor en Montevideo que en el Interior, y justamente los votantes frenteamplistas son los que se sienten más discriminados cualquiera sea el motivo.
- Según nivel socioeconómico (NSE): a menor NSE mayor sentimiento de discriminación por el barrio de residencia, el aspecto físico o la vestimenta, la religión (¿iglesias evangélicas?), el color de piel o el origen étnico (lo cual es consistente con la concentración de la población afrodescendiente en los NSE más bajos en Uruguay).
- Según simpatía política: llama la atención que sea cual sea el partido o candidato al que votaron los encuestados en 2019, la simpatía política es el factor de discriminación más mencionado. Dicho de otra forma, los votantes de cualquier partido se sienten discriminados por los votantes de los demás partidos. Pero también es cierto que la percepción de la discriminación es muy pareja para los votantes de cualquier partido. Por otra parte, resulta interesante que los votantes del Frente Amplio son en regla general quienes se sienten más discriminados según cualquiera de los motivos presentados en este estudio, lo cual guarda cierta lógica con la agenda de esta colectividad política. Esto se nota particularmente en la percepción de la discriminación por género, en la que los votantes (y probablemente más “las” que “los”) del FA se sientan particularmente más discriminados que los de los demás partidos.
NOTA: en la tabla a continuación los porcentajes se leen por filas y no por columnas, y las respuestas son múltiples.
Reacciones frente a la discriminación
El 55% de quienes se han sentido discriminados no hizo nada al respecto. Un 42% respondió verbalmente, un 3% hizo algún tipo de denuncia. (Gráfica 2)
Percepción de la gravedad de la discriminación en Uruguay
Un 61% de la población uruguaya considera que la discriminación es un problema muy grave en nuestro país, y solo un 6% que no es un problema. La percepción de la gravedad aumenta entre las mujeres (68% lo considera un problema muy grave), entre los menores de 30 años (73%), a menor NSE, y particularmente entre quienes se sienten “cercanos al Frente Amplio” (aquí la variable considerada no es a quién votó ni a quién votaría hoy sino de qué partido se siente más cercano). Los que se consideran cercanos a Cabildo Abierto son los que menos consideran la discriminación como un problema muy grave. (Gráfica 3)
Conocimiento de la normativa sobre discriminación
Dos de cada tres uruguayos saben que existen leyes o normativas contra la discriminación en nuestro país. 30% no sabe si existen o no, y 3% cree que no existen. El nivel de desconocimiento aumenta fuertemente entre los más jóvenes, en los NSE bajos y entre quienes no se sienten cercanos a ningún partido. (Gráfica 4)
Conocimiento de organismos que trabajan contra la discriminación
Solo un 26% de los uruguayos dice conocer algún organismo que trabaja contra la discriminación, y al preguntarse cuál, 22% no supo mencionar ninguno, por lo cual podemos asumir que solo un 20% conoce efectivamente alguno. Se menciona una gran diversidad de organismos, siendo los más frecuentes el MIDES, la (Institución Nacional de Derechos Humanos (INDDHH), la Comisión Honoraria contra el Racismo, la Xenofobia y toda otra Discriminación (CHRXD), y las Intendencias.
Llama mucho la atención el escasísimo conocimiento de los más jóvenes sobre qué organismos trabajan contra la discriminación, siendo que son los que más se sienten discriminados por diferentes motivos, como hemos visto más arriba. Lo mismo sucede con los NSE más bajos. En regla general, los segmentos de población que más perciben discriminación son los que menos conocen a quién pueden recurrir. Claramente la comunicación no está llegando a quienes más debería llegar.
¿Qué colectivos creemos que son los más discriminados?
Más allá de las razones por las cuales los encuestados afirman haberse sentido discriminados, ellos mismos resulta muy interesante observar las respuestas a la pregunta “¿qué grupo o grupos de personas creés que son los más discriminados en Uruguay?” Esta pregunta era totalmente abierta y espontánea, y la respuesta podía ser múltiple. Presentamos los resultados en formato de “nube de palabras”, en la que cuanto más grande la letra, más apareció esa palabra en las respuestas. Vemos claramente que lo más recurrente tiene que ver con la orientación sexual, mencionada de diferentes formas: “homosexuales”, “lgtb”, “trans”, u “orientación sexual”. Le siguen el color de piel (“afrodescendientes”, “color de piel”), los discapacitados, los obesos, los inmigrantes/extranjeros, los pobres/ indigentes/ vagabundos y las mujeres. (Nube de palabras 1)
Si ampliamos el “zoom” eliminando de la nube de palabras los 15 conceptos más mencionados, aparecen también los judíos, el barrio de residencia, las prostitutas, los niños /adolescentes /jóvenes, la religión y la simpatía política. Curiosamente, el motivo por el cual más gente afirma haberse sentido discriminada (sus ideas políticas) no aparece entre los 15 más mencionados en esta pregunta. (Nube de palabras 2)
Complementando estos datos con un estudio del 2021
En 2021 hicimos un estudio en el que indagamos acerca de qué colectivos son más rechazados en el Uruguay. Para ello, e inspirados en estudios realizados sobre el mismo tema en otros países, preguntamos “¿cuánto te molestaría que entre a tu familia, por ejemplo como cuñado/cuñada, yerno/nuera, un/a … (diferentes colectivos)?” Las respuestas posibles eran “me molestaría mucho”, “me molestaría un poco” y “no me molestaría nada”. Si bien este estudio ya tiene más de un año, lo más probable es que si lo hiciéramos hoy no obtendríamos resultados significativamente diferentes (no se trata de fenómenos sociales que cambian drásticamente de un año a otro). Y
La lista de colectivos mencionados en esta pregunta fue arbitraria y se basó en nuestra experiencia en estudios anteriores sobre el mismo tema:
Los musulmanes son los más rechazados de todos los colectivos, y por lejos: 29% de los uruguayos afirma que le molestaría tener a uno/a en su familia. Les siguen los chinos (17%), los judíos (13%), los cubanos (11%), los venezolanos (10%), los afros (9%), y los armenios (8%). Resulta muy llamativo el caso de los afrodescendientes: en la Nube de Palabras 1 veíamos que eran el colectivo percibido como el más discriminado, pero aquí solo un 9% de la población afirma que no querría tener uno/a en su familia. Parecería que en esta última pregunta muchos tienden a responder lo políticamente correcto. Dicho de otra forma, muchos uruguayos afirman que los afros son los más discriminados… pero por los demás.
Resulta más que interesante observar las diferencias entre diferentes segmentos de población, ya sea utilizando variables demográficas o según simpatía política o interés en la política. Detallaremos algunas que nos parecieron particularmente relevantes con algunas hipótesis, pero el lector podrá sacar sus propis conclusiones. Recordemos que una investigación cuantitativa como esta solo da respuesta a los “qué” y no a los “por qué”. Los porcentajes que se muestran en la Tabla 2 a continuación son la suma de los “me molestaría mucho” + “me molestaría un poco”.
- El fuerte rechazo hacia los musulmanes en un país en el que el Islam es casi inexistente puede tener que ver con los coletazos de los refugiados sirios y los ex presos de Guantánamo. Prueba de ello: los votantes del Frente Amplio son los que menos rechazan a los musulmanes mientras que los votantes de los Partidos Fundacionales los rechazan significativamente más. Pero también es cierto que salvo en el caso de los judíos el rechazo hacia todos los colectivos siempre es menor entre votantes del FA que entre los votantes de los demás partidos.
- El rechazo hacia los chinos aumentó fuertemente en los últimos años, y es probable que tenga que ver con el Covid (los mayores de 60 años son los que más los rechazan)
- El mayor rechazo hacia los judíos y los armenios se observa entre los votantes del Partido Nacional; el mayor rechazo hacia afros, venezolanos y cubanos se observa entre los votantes de Cabildo Abierto.
- Los más jóvenes tienden a ser menos rechazadores de los diferentes colectivos que los mayores.
- Los niveles socioeconómicos bajos sienten en general un poco más de rechazo por cualquier colectivo que los niveles medios y altos (excepto hacia los afrodescendientes), pero la diferencia es particularmente alta hacia los cubanos y venezolanos. Quizás esto último tenga que ver con el tema de los puestos de trabajo que ocupan los inmigrantes de estas nacionalidades. Si fuera así, estaríamos frente a una amenaza creciente de xenofobia.
- La variable “nivel de interés hacia la política uruguaya” es muy interesante. Si bien existe cierta correlación entre ésta y el nivel socioeconómico – hay un mayor desinterés por la política en los NSE bajos que en los altos –, el interés por la política está muy correlacionado con el nivel de información que manejan los ciudadanos, independientemente de su poder adquisitivo. Resulta muy significativo entonces que a menor interés por la política mayor rechazo hacia TODOS los colectivos.
Pero por encima de todo… ¿la “grieta”?
Luego de ocho años de indagar periódicamente en el rechazo hacia diferentes colectivos definidos por su nacionalidad, origen étnico religión, en 2021 se nos ocurrió incluir otros colectivos que se definen según otras variables tales como ser militantes de un partido o fanáticos de un club de fútbol. La lista fue arbitraria y podría haber incluido muchos otros colectivos, pero recordemos que un cuestionario de encuesta tiene una duración máxima limitada. Los resultados fueron sorprendentes: (Gráfica 7)
Si comparamos estos niveles de rechazo con los de la serie anterior (según origen étnico, nacionalidad o religión), son globalmente más altos. Esto significa ni más ni menos que tener en la familia un fanático de Nacional o de Peñarol genera significativamente más rechazo que un chino, un judío o un afrodescendiente.
Si sumamos los valores de “me molestaría mucho” y “me molestaría un poco”, y los abrimos según diferentes variables sociodemográficas y según simpatía política, los resultados son los siguientes se pueden leer en la Tabla 3 a continuación (los porcentajes se leen por filas):
Resulta interesante observar, por ejemplo, que casi la mitad de los votantes del FA rechaza tener a un militante del PN en su familia, o que casi tres cuartos de los votantes de Cabildo Abierto rechaza tener a un militante del FA.
A modo de conclusión
La discriminación es un tema que tiende a ser serio en el Uruguay. 59% de los uruguayos se sienten discriminados por sus ideas políticas, 55% por su forma de vestir o su aspecto físico, 29% por su género, 29% por el barrio en el que viven, y 18% por su religión.
Por otro lado un 61% de los uruguayos cree que la discriminación es un problema grave en nuestro país, percibimos que otros son discriminados por ser afrodescendientes, homosexuales, pobres, discapacitados, obesos o inmigrantes, pero más de la mitad de quienes se sintieron discriminados no hizo nada al respecto. 2/3 de la población cree que existen leyes y normativas contra la discriminación pocos saben qué organismos trabajan contra ella.
Y finalmente, los uruguayos admitimos no querer tener en nuestra familia a un musulmán (cuando apenas hay un puñado de musulmanes en Uruguay), un chino, o un judío. Pero peor aun, más que eso nos molestaría tener en nuestra familia a un fanático de Nacional o de Peñarol, o un militante del Partido Nacional o del Frente Amplio, o un miembro del Opus Dei o un dirigente sindical.
Todo esto muestra un serio problema de intolerancia hacia quien(es) no comparten las mismas creencias políticas ni religiosas ni futbolísticas ni el mismo origen étnico ni el mismo color de piel ni la misma orientación sexual. Uruguay se define como una República, pero recordemos que el lema original de la República, que dio origen a la posterior Declaración Universal de los Derechos Humanos, es Libertad, Igualdad y Fraternidad. ¿No nos debemos un debate nacional, justamente sobre la Fraternidad? ¿Le correspondería al Estado involucrarse más en este debate? ¿No será tiempo de definición de políticas públicas a largo plazo para evitar que la situación empeore?